Y por último, para despedirme, voy a hablar de uno de los artistas que más me gustan: Joaquín Sabina.
Joaquín Sabina nació en 1949 en Úbeda, hijo de un inspector de polícia secreta, por quien sería arrestado a los 19 años por pertenecer al Partido Comunista, y de una ama de casa.
A los catorce años empieza a escribir versos y más tarde forma su primera banda Merry Young, un grupillo de adolescentes que versionaban a Elvis oChuck Berry.
A partir de 1968 Sabina empieza sus estudios en la Universidad de Granada, donde participa en las fuertes tropeles de estudiantes que sacuden al país.
En los años setenta se exilia a Londres tras haber puesto un cóctel molotov en una sucursal del Banco Bilbao de Granada en protesta de una serie de acontecimientos que estaban pasando en esos momentos. Falsificará su pasaporte y no volverá hasta 1977.
En 1976 hace un libro de canciones "Memorias del exilio" llegando a vender 10000 ejemplares.
Como he dicho antes en 1977 Sabina vuelve a España y se casaría con Lucía Ines Correa, una argentina que conoció en Londres. En 1979 empieza s actuar en distintos pubs madrileños y en los mítines de PSP, UGT, PCE, PSOE y CNT. Gracias a un programa de televisión Sabina será llamado por el director de la CBS y firma con ellos un contrato editorial.
Es aquí cuando se junta con Javier Krahe y Alberto Pérez y hacen actuacionesen el café de La Mandrágora.
Os recomiendo que escucheis este álbum, tiene canciones muy buenas y puedes "hacerte unas risas" con él.
Por último los álbumes que nos podemos encontrar son: Inventario, Malas Compañías, La Mandrágora, Ruleta Rusa, Juez y Parte, Joaquín Sabina y Viceversa, Hotel, Dulce Hotel, El hombre del traje gris, Mentiras Piadosas, Física y Química, Esta boca es mía, Yo, mi, me , contigo, Enemigos íntimos, 19 días y 500 noches, Nos sobran los motivos, Dímelo en la calle, Alivio de luto y Vinagre y rosas.
Las canciones que más me gustan de Sabina son Calle Melancolia, Barbie Superstar y Nos sobran los motivos entre muchas otras.
Aquí os dejo la letra de Calle Melancolia:
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.
Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.
Ya el campo estará verde, debe ser Primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.
Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.
Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.
Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.
Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.
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